"Para el investigador no existe alegría comparable a la de un descubrimiento, por pequeño que sea" -Alexander Fleming

Biografia Alexander Fleming

Alexander Fleming nació en Ayrshire, Escocia y murió en Londres, Inglaterra, a los 74 años. Trabajó como médico microbiólogo en el Hospital St. Mary de Londres hasta el comienzo de la Primera Guerra Mundial. En este hospital trabajó en el Departamento de Inoculaciones dedicado a la mejora y fabricación de vacunas y sueros. Almorth Edward Wright, secretario del Departamento, despertó el interés de Fleming por nuevos tratamientos para las infecciones.
Durante la guerra fue médico militar en los frentes de Francia y quedó impresionado por la gran mortalidad causada por las heridas de metralla infectadas (ej.: gangrena gaseosa) en los hospitales de campaña. Finalizada la guerra, regresó al Hospital St. Mary donde buscó intensamente un nuevo antiséptico que evitase la dura agonía provocada por las heridas infectadas.
Fleming fue iniciado en el Rito Escocés Antiguo y Aceptado en 1909, en la logia Nº 2682 Santa María de Londres, y fue exaltado al grado de maestro en la logia Misericordi, también de Londres, Nº3286.1
La historia popular de que el padre de Sir Winston Churchill pagó por los estudios de Fleming, cuando el padre de Flemming salvó la vida a Sir Winston Churchill, es falsa. De acuerdo a la biografía de Kevin Brown: "Penicillin Man: Alexander Fleming and the Antibiotic Revolution"2 Fleming describió la historia a su colega y amigo Andre Gratia como una fábula asombrosa. Tampoco fue Fleming el que salvó la vida a Sir Winston Churchill durante la Segunda Guerra Mundial. Este fue curado utilizando otro medicamento llamado Sulphapyridine, el cual era conocido entonces por el nombre de M&B 693 por los laboratorios que lo desarrollaban: May & Baker Ltd. En una entrevista de radio, posterior a la guerra, Sir Winston Churchill se refirío al medicamento que le salvó la vida como "El admirable M&B"3

Descubrimientos


Los dos descubrimientos de Fleming ocurrieron en los años veinte y aunque fueron accidentales demuestran la gran capacidad de observación e intuición de este médico escocés. El descubrimiento de la lisozima ocurrió después de que un moco de su nariz, procedente de un estornudo, cayese sobre una placa de petri en la que crecía un cultivo bacteriano. Unos días más tarde notó que las bacterias habían sido destruidas en el lugar donde se había depositado el fluido nasal.